Respecto a la pintura, el arte románico definió un estilo en el que podemos encontrar características comunes a la escultura como es la posición antinatulista y además la ausencia de perspectiva y la falta de movimiento.
En Italia se desarrolló el estilo italo-bizantino representado en cuadros, mosaicos y miniaturas. Estas obras debido a su cerca semejanza podrían ser calificadas como bizantinas por la influencias de estos artístas.
En este estilo destaca las miniatura realizadas por gente letrada quienes prentendía decorar libros para gente que sabía leer, no con fines didácticos.
El tema de la época sería el Apocalipsis debido a la cercanía del milenio asociado al juicio final. Otro tema podía ser el de el Tetramorfos, que representa a los cuatro evangelistas acompañados de sus símbolos, aunque a veces estos símbolos aparecen solos.
La pintura mural románica es una pintura bidimensional. No imita a la realidad para dar una imagen interpretativa, un símbolo, en el que se busca la esencia de lo que se representa.
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