Se podría decir que la escultura y la arquitectura románica están íntimamente unidas pues tuvieron prácticamente el mismo desarrollo y sus componentes se inspiraban en los elementos romanos, bizantinos, persas y arabes.
La escultura solía inspirarse en los dibujos y figuras de los códices regionales y de los tapices venidos de Oriente. El carácter general de la escultura románica consiste en la imitación de modelos artificiales y de aquí su amaneramiento o rutina. A diferencia de la escultura gótica, en la cual se revela un positivo estudio e imitación de la Naturaleza.También se dice que la escultura románica se constituye por la imitación de modelos bizantinos o romanos de estilo decadente pero realizada con mano latina y frecuentemente bajo la influencia del gusto persa o del árabe, pero con cierta rigidez de formas, figuras poco expresivas o demasiado, olvido del canon escultórico en la forma humana, forzada simetría en el plegado de los paños (muy parecida a la del periodo arcaico griego), repetición y monotonía en los tipos de una escena, tosquedad en la ejecución de la obra y frecuente adopción de flora estilizada y de fauna monstruosa como asuntos ornamentales y simbólicos.
En la escultura románica, ya fuera en obras de piedra, marfil o madera, era muy común la policromía siempre sobria en la viveza de colores
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